viernes, 7 de mayo de 2010

Duelo de miradas

Después de no hacer nada de lo que me había propuesto, decidí que lo mejor era emborracharme para olvidar. Y lo conseguí, que hay cosas para las que sí que soy buena. Después de toda una tarde de cubateo de buen rollo la gente decidió irse a dormir a sus casas porque era miércoles, con mi consiguiente cabreo porque yo me pongo muy poco comprensiva con la gente que hace estupideces sin una razón de peso.

No me quedó más remedio, ante semejante panorama muermil, que llamar a mi amigo el que nunca duerme y siempre puede con una copa más. Para proteger su intimidad le voy a llamar Apuestasegura. Efectivamente, Apuestasegura estaba de fiesta con unos colegas y me animó a unirme, porque él será muchas cosas pero yo le quiero y es un gran fan del intercambio cultural. Cuando llegué al bar, saludé a todo el mundo y me pedí la copa numero 100 del día, me di cuenta de que era noche de concierto y que sobre el escenario se erguía un ser sobrenatural con una guitarra, una barba de tres días, una voz melodiosa a la par que varonil y 32 dientes blanquísimos que me dejaron loca. Me dije "Tía, el hombre de tu vida!!", mientras comenzaba los acordes de la archiconocida canción que sigue:



Era parecido pero cantado por un adonis en acústico, sin niños, ni modernas ochenteras
de por medio


(Antes de seguir tengo que aclarar que esto no es muy frecuente para mi, más que nada porque vivo en una pedanía del término municipal de Mordor y por aquí los hombres guapos y varoniles escasean. Escasean hasta el punto de plantearse emigrar. Tengo la teoría de que en la plaza Mayor hay algún artilugio que imita cantos de sirena y los tíos buenos se van viendo atraídos hasta que, cuando llegan, caen en una agujero negro que los trasporta a otra dimensión, digamos por ejemplo a Dinamarca).

En fin, que ahí estaba yo embelesada perdida, deslumbrada por sus dientes y dándome codazos con todas las harpías que intentaban captar su atención (y a las que no puedo culpar de nada porque la falta de material nos afecta a todas). De repente me vi envuelta en una conversación ocular.
Dientesnacarados me mira: "Hey! qué pasa guapa? qué hace una chica como tú en un sitio como este?"
Yo le miro más: "Ains! que te mola Loquillo! Pues nada, he venido a ofrecerte mi cuerpo para que lo poseyeras"
Dientesnacarados me sonríe y me sigue mirando: "Vamos a ver lo que puedo hacer, que mañana toco otra vez y ya sabes que es malo para la voz hacer el guarro el día antes..."
Yo noto como se me secan los ojos de mirar sin pestañear e intento cantar la canción para que vea que aprecio su trabajo, pero me la invento: "Ups! Lo habrá notado?? Dime que nooooo!!!"
Dientesnacarados mira a otro lado: "Pringada! A ver la morena esa de primera fila..."
Yo me pongo roja como un pimiento y doy gracias a dios por la oscuridad reinante.

No se donde meterme de la vergüenza que acabo de pasar, pero sigo con dignidad bailando con mis amigos y conformándome con haberlo intentado. Entonces Dientesnacarados empieza otra canción y yo me dispongo a comenzar otro duelo de miradas (que yo soy muy de leer el pensamiento).
Dientesnacarados vuelve a posar sus ojos almendrados en mi: "A ver si con esta no la cagas, hija"
Yo poniendo cara de interesante: "Cuál es esta? No me suena y no me quiero arriesgar. Mi casa esta muy cerca!!"
Dientesnacarados vuelve a enseñar su osario dental: "Ésta es para ponerte tierna... una de Alejandro Sanz que es lo que os mola a las nenas"
Yo, ya seria: ".........."
Dientesnacarados insiste: "Puedo hacer una excepción por ser tú hoooooy, veeeenga!"
Yo, mientras me doy la vuelta y vomito: "Vete al carajo! Ahí te quedas, so moña!"

No hubo más miradas. Acabó el concierto y se largó a martirizar a otra.

Luego me arrepentí, porque en lugar de una noche de pasión (o de pasteleo, que a estas alturas todo viene bien) me tuve que llevar a mi colega Apuestasegura a dormir a mi casa porque iba tan ciego que no podía llegar a la suya. Se me metió en mi cama fraternalmente (aún así pasé algo de miedito porque no me fío mucho de sus hormonas) y durmió toda la noche. Recalco DURMIÓ, porque yo no dormí una mierda con el nota rascándose como un orangután, moviéndose como si estuviera en 'Mira quién baila' y roncando como un cochino.

A veces pienso que no puedo ser tan exigente. Pero luego el cielo me ilumina, me manda señales y lo veo todo claro...



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